domingo, 4 de mayo de 2014

ELSA




Se sentaba justo en frente de él. Pedía siempre un café con leche, con azúcar moreno. Sabia de ella poco y lo sabía todo. Oía sus conversaciones. Conversaciones triviales, y sin embargo, sus ojos denotaban  cierta atractiva melancolía. A veces, se imaginaba una vida con ella, pero pronto borraba de su mente ese deseo. Ella no era el tipo de mujer con el que él mantenía algún tipo de cercanía. Ni siquiera le gustaba, sólo le atraía su agradable disposición hacia la melancolía. No era tristeza, más bien era un sentimiento de quietud. Ella parecía el tipo de persona que estaría dispuesta a hacerle feliz, como si hubiera nacido con ese único propósito. Era un sentimiento egoísta por su parte. A él no le interesaba hacerla feliz, más aún pensaba que ella sería feliz haciéndole feliz a él. Un día oyó su nombre: Elsa. Le gustaba ese nombre. La hacía menos anodina. Así que quiso probar una cercanía con ella, pero le daba miedo perder aquel halo que los envolvía a los dos. Fueron dos palabras: ¿Tienes hora?
Había rebasado la línea de los sueños. Sintió apesadumbrado el peso del tiempo en un instante. Ni siquiera Elsa era su mujer. Nadie lo era. Vivía consigo mismo.
Volvió a ir cada mañana a esa cafetería durante mucho tiempo, pero ya no le gustaba mirarla. Ella, ajena a la tristeza que había proporcionado, seguía hablando de trivialidades  y sus ojos ya no eran tan expresivos. Un día, Elsa no apareció. Y nunca más lo hizo. Y aquella oportunidad se esfumó. Aquella posibilidad nunca llegó a darse una oportunidad. Nunca llegaron a besarse. Nunca llegaron  a mirarse.

martes, 11 de marzo de 2014

ANDRÓGINO


- Pase, pase.
- Buenos días, doctor.
- ¡Vaya! Un diván. ¿En serio?
- No, solo es una camilla. El diván lo ve usted… ¿Qué le ocurre?
- Creo que soy un ser andrógino.
- ¿Cómo dice?
- Sí, creo que soy un ser sin definición.
- Ya veo. Y ahora mismo, ¿en qué lado se encuentra?
- En el del diván.
- ¿Le sucede a menudo? Digo lo del diván.
- No, a veces solo estoy en una camilla.
- ¿Y qué siente cuando se encuentra en un diván?
- Dosis de fantasía
- ¿Y cuando se encuentra en una camilla?
- Dosis de realidad.
- ¿Por qué cree que es andrógino?
- Porque soy un ser extra-ordinario.
- Le habrán contado, pues, probablemente, que Platón nos refería la existencia  de un ser llamado andrógino; este ser reunía en sí a los dos sexos: el sexo femenino y el sexo masculino. Estos seres contaban con cuatro brazos, cuatro piernas, dos rostros y una sola cabeza. Tales cuerpos resultaban muy vigorosos y concibieron la idea de combatir a los dioses. Zeus, entonces, planeó un medio para debilitar a los seres humanos: dividirlos en dos. Desde entonces los humanos tuvieron que caminar sólo con dos piernas. Hecha esta división, cada mitad hace esfuerzos para encontrar a su otra mitad. Cada uno de nosotros, diría Platón, "no es más que una mitad de ser humano, que ha sido separada de su todo como se divide una hoja en dos."
- Sí, sí, pero yo no busco a mi otra mitad. Sé que la tengo, en mí. Pero nunca estamos juntos.Hay momentos del día en que soy diván y hay momentos del día en que soy camilla. Pero no me refiero a esos seres. A ellos ya los han soñado y son uno. Yo soy un ser con ambos sexos en mí que aún no ha sido concebido y, por tanto, aún no he sido definido.
- ¿Cree que es genético?
- No creo, aunque mi madre tiene un lado femenino muy poderoso.Creo que me soñará como mujer, definitivamente seré diván.
-Espérese a nacer, Elsa y deje que mientras comiencen a soñarla. 

Habitante, gracias por inspirarme...